Sabemos que un perro tiene este síndrome porque es incapaz de mantener la cabeza en alto, su pecho presenta una forma plana, sus extremidades están rígidas y además no mantiene el equilibrio de pie o sentado. Igualmente, su postura corporal se encuentra completamente pegada al suelo y con las patas abiertas, como si estuviera nadando a braza (como una rana).
En la mayoría de casos, tanto perros como gatos consiguen recuperarse con terapia física, si bien el desconocimiento hace que muchos criadores y dueños de mascotas los abandonen a su suerte y hasta hace poco eran sacrificados. Aunque el tratamiento dependerá de las necesidades del animal y de la opinión del veterinario, el peludo tendrá que realizar terapia física a diario, siendo lo más recomendable cuatro o cinco sesiones al día durante diez minutos. Igualmente, a la mayoría de cachorros se les pone vendas de yeso adhesivo para que consigan una mayor estabilidad a la hora de caminar.
La natación contribuye a que los cachorros se mantengan en pie y muevan las patas, por lo que es uno de los ejercicios más completos. Sin embargo, es preferible acudir a centros de rehabilitación canina donde además de proporcionarte todo el material y la información necesaria, buscarán la técnica que mejor se adapte al animal.
En cuanto a la adaptación del hogar donde vivirá el cachorro, es importante que el suelo sea antideslizante para evitar que se dañe o aplane aún más el esternón. Además, el dueño tendrá que controlar el peso del peludo con el fin de evitarle complicaciones. Si quieres conocer más de cerca este síndrome y descubrir cómo es el proceso de rehabilitación, no te pierdas la siguiente galería.