Podemos entender como celos un conjunto de emociones y sentimientos que aparecen cuando la figura social que los perros consideran importante se ve amenazada por un tercero o rival.
Los celos son comunes en los animales gregarios, como el ser humano o el perro, y tienen una función adaptativa importante, Se trata de emociones complejas, por lo que requieren que el individuo que las experimenta tenga capacidades cognitivas elevadas, que le permitan razonar y comparar con experiencias pasadas.
Los perros pueden llegar a experimentar celos hacia otros individuos pero no hacia objetos inanimados.
Existen diversos comportamientos en los perros que pueden ser percibidos como celos, y pueden agruparse en estas categorías: territorialidad, protección de recursos, aburrimiento o juego.
Podemos identificar los celos si notamos las siguientes conductas en nuestro compañero:
* Intenta captar nuestra atención siempre que se sienta ignorado.
* Intenta interrumpir la interacción entre nosotros y su posible rival.
* Se muestra atento cuando nos relacionamos con el rival.
* Puede llegar a empujar, atacar o mostrar diversas señales de calma negativas.
Es importante resaltar que muchas personas refuerzan estas conductas inapropiadas por error o falta de conocimiento, provocando que se presenten cada vez de forma más arraigada.
Estos perros pueden manifestar celos hacia otros congéneres, niños o inclusive hacia nuestra pareja. Si reforzamos equivocadamente estas conductas, muchas veces consideradas simpáticas, sobre todo en perros de pequeño porte, corremos el riesgo de despertar actitudes o conductas agresivas que pueden llegar a ser muy peligrosas.
Si el can presenta un cuadro comportamental como el antes descrito, debemos contactar con un modificador de conducta canina, que nos pueda ayudar a mejorar a través de pautas de manejo adecuadas, interacciones supervisadas y que proponga un plan de actividades que nos ayude a mejorar la relación con nuestro perro mediante hábitos y rutinas positivas.
Andrés Peirano