¿Cuáles son los alimentos que no debe consumir tu gato?









Gran parte de cuidar a tu mascota está en el empeño que pones en su alimentación. Esto es especialmente importante con nuestros quisquillosos amigos felinos. Sin embargo, por desconocimiento podemos terminar dándole cosas que le hacen daño, así que en este artículo revisaremos cuáles son los alimentos que no debe consumir tu gato.


Leche

Ya sé que muchos piensan que a los gatos les encanta la leche, pero esto es un mito, en parte alimentado por algunos programas de televisión. Como hemos expuesto ampliamente en otro de nuestros artículos, los gatos no deben consumir leche porque no la pueden digerir. El consumo excesivo de leche puede causarle problemas en el aparato digestivo, además de desencadenar episodios de diarrea y vómito.

Si tu gato está acostumbrado a consumir leche opta por las opciones desnatadas, también venden en el mercado leche para gatos, que será mucho mejor para ellos que la leche de vaca, esto es en especial importante si estás tratando con un gatito prematuro o si la madre no puede seguir alimentándolos por su cuenta.

Productos azucarados


El chocolate, los dulces, pasteles, bizcochos, entre otros productos azucarados no se le deben dar a comer a tu gato, además a ellos no les gusta. Esto se debe a que los gatos no pueden saborear lo dulce, pues su sistema está adaptado para una dieta casi exclusivamente carnívora. Los dulces no le proporcionarán ninguna clase de beneficio nutricional, además los gatos no cuentan con las enzimas para descomponer el azúcar, por lo tanto le hará daño consumirlo.

El chocolate es en especial dañino para los gatos y perros, pues contiene teobromina, que es una sustancia presente en menores proporciones también en productos como el café y el té.

El problema con la teobromina es que causa aceleración del ritmo cardíaco, y al no poderse metabolizar con rapidez puede causar daños en el sistema cardiovascular y nervioso. En cantidades altas puede causar la muerte. Ahora bien, el animal no caerá muerto al instante por darle una mordida del producto, pero las cantidades de teobromina varían de acuerdo a la pureza del chocolate, por lo que será mejor evitarlo, además ¿para qué darle algo que sabes que no le hace bien?.


La sal

También es bueno controlar la cantidad de sal y sodio que consume tu gato, en especial si lo alimentas con comida casera. El consumo excesivo de sal le puede producir daños en el sistema urinario, por ejemplo quistes en los riñones, además de ser perjudicial para el sistema cardiovascular. Un gato con enfermedades del corazón no debería consumir sal nunca.

Plantas


No sabemos qué se traen los gatos con las plantas, pero sabemos que les encantan y a veces es muy difícil mantenerlos alejados de ellas. El pasto por ejemplo es bueno para ellos y él lo consumirá cada vez que necesite desparasitarse o limpiar su organismo. Sin embargo, hay alguna clase de plantas y flores que resultan tóxicas para ellos, por lo tanto es mejor que te asesores sobre cuáles son las plantas de uso interno que pueden ser perjudiciales para tu gato, causándole vómitos, diarrea y envenenamiento.

La cebolla
Alimentos como la cebolla, el ajo o los puerros contienen tiosulfato, que resulta ser sumamente perjudicial para tu gato si se le da en grandes cantidades, pues causa la destrucción de los glóbulos rojos y les puede producir anemia.

Al igual que con el chocolate no es que tenga un efecto inmediato o a pequeñas cantidades (para causar un envenenamiento inmediato deberás darle a tu gato cerca de una cebolla entera, cosa que nadie en su sano juicio haría), el problema está en que alimentos como el ajo o la cebolla son de uso diario, por lo tanto el consumo reiterado y progresivo de la sustancia y su acumulación en el organismo del animal es lo que causará los perjuicios.

Huesos de pollo y pescado

Cuando se trata de huesos existe una postura divida, mientras unos veterinarios respaldan el consumo de huesos otros lo atacan fervientemente. De acuerdo a la opinión de la segunda opinión, el consumo de huesos puede causar daños en el tracto digestivo del animal, en especial en el intestino, pues estos se astillan y se incrustan en los tejidos blandos desgarrándolos