Los perros usualmente relacionan las señales con algo agradable por lo que se pueden entrenar con técnica de recompensas. Además, existe el condicionamiento operante. Esto significa, en términos prácticos, que tu perro será capaz de realizar una acción con más frecuencia si sabe que después de esto tendrá algo agradable.
En contraparte, su cerebro configura que si realiza conductas inadecuadas frecuentemente no recibirá nada agradable.
Uno de los tips más frecuentes que recomiendan los expertos es que debemos aprender a llamar su atención. Puede ser con un juguete o algún sonido que resulte agradable para tu perro. Desde un silbido, hasta un chasquido o aplausos.
Genera vínculos fuertes y patrones que les permitan identificarse mutuamente.
También, es recomendable que siempre digas lo mismo para la misma orden. Utiliza palabras, gestos y entonación similar. En síntesis: crea un código que él y tú entiendan.
Sé coherente y establece límites con claridad y firmeza. Por ejemplo, si no quieres que suba a tu cama, nunca le permitas hacerlo, así entenderá que no debe realizar esa acción. Pero ojo, estos límites los deberán llevar a cabo todos los miembros de la familia, no sólo el cuidador principal. Sí, es normal que te desesperes en algún momento. Sin embargo, ten paciencia, guarda la calma y nunca seas agresivo. Recuerda que los perros también son buenos imitadores.
La rutina es la clave
Algo muy importante que debes tomar en cuenta al entrenar a tu perro es establecer una rutina. Esencial: fija horarios para las comidas y salidas al baño. Bastarán un par de semanas para que esas horas se vuelvan en hábitos que, incluso, tu misma mascota exija cumplir.
Si logras esto, estarás listo para enseñarle un poco de etiqueta a tu perro y que reciba a tus invitados… dándoles la pata.